Las emociones desadaptativas, son emociones incómodas, tratamos de escapar de ellas, sin embargo son necesarias para nuestra existencia, supervivencia y para sacar las dificultades que se van interponiendo en nuestro día a día.
La tristeza, desde que somos pequeños/as, se trata como debilidad, la persona que llora, porque ha perdido algo o alguien, se le anima a que lo haga lo más corto posible y que se recupere lo antes posible, sin embargo, esta emoción es necesaria en nuestro día a día, sacar el dolor a través de ésta, mostrar la pérdida, para después seguir adelante, cuando la persona puede hacerlo, es lo más maravilloso que nos ha dado la vida. La muerte, es uno de los momentos más difíciles de nuestra existencia y muchas veces nos equivocamos, cuando hacemos que los niños/as pequeños/as, no la enfrenten, porque generamos miedos irracionales, problemas, que no son óptimos.
El miedo es otra emoción, que tenemos desde que estamos en este planeta, sin el miedo, no habríamos sobrevivido, sin embargo, nos empeñamos en ocultarlo, en tratar de hacer que no existe. Los/as valientes, sienten el miedo, pero no lo ocultan, lo abrazan, y avanzan. Conocer nuestros miedos, nos hace fuertes y avanzar con confianza
La ira, al igual que el miedo está con nosotros desde siempre, ambas se encuentran en el cerebro reptiliano, el más primitivo. Gracias a la ira, éramos capaces de luchar y pelear en ambientes peligrosos, para defendernos. Actualmente, ésta emoción, está desatada, cuando la situación la sentimos injusta, cuando se cometen vejaciones, las personas aumentan su ira y están más irascibles. Es necesario, conocer cómo comienza la ira y cómo regularla a través de herramientas propias.